agosto 11, 2008

Preguntas y ¿respuestas? (extracto del diario de viajes)


Es así. Sentirse uno mismo y no hacerlo; al mismo tiempo, las dos cosas. Cuando te pregunten de dónde eres y la respuesta conlleve al menos dos frases -así sean simples- estás en un problema. Ese problema no lo plantea el otro, no lo plantea la respuesta posible de su rostro o su gesto ante una experiencia previa. El problema es que la respuesta que deberías dar es simple: el nombre de un país, una ciudad, un continente. El problema entonces se plantea porque quien no está muy seguro de la respuesta eres tú. Siempre has pensado que tus pies tienen raíces firmes, pero la tierra mojada se mueve y no siempre la tierra que pisas ha estado ahí por centurias ¿quien sabe? quizá la dejaron bajo tus suelas ayer, la trajeron en un camión, la tierra que pisas puede venir de más al norte. Entonces, pisas una especie de Pangea-fankensteniana que te obliga a matizarte -siendo árbol- en algunas de tus características: la forma oriental de tus flores, el rasgo indigenista de las hojas en Amplexicaulo, la diversificación ramal terminada en apical (propio del Bonsái chino-occidentalizado), la razón social y número de pasaporte según tu nombre científico, y así...
...Y el problema. Está ahí. se identifica fácilmente cuando notas que a la tercera palabra que has pronunciado al intentar describir tu lugar de origen, tu corresponsal se preocupa más por encontrar un referente televisivo que por ubicarte en un mapa. Es asi que llegar, salir, olvidar, todas esas acciones se confunden en un acto desesprado por separar las mixturas. Porque todas esas cosas se revuelven en tu cabeza y se relacionan con la pregunta que te acaban de hacer y que resuena en tu cabeza explotando en otras mil: ¿de dónde vienes?, ¿de dónde eres?, ¿de dónde sales?, ¿a qué lugar regresas?, ¿volver a dónde?, ¿recordar a quien?, ¿dónde olvidar ?... mejor sentir el aire,la brisa.