abril 06, 2006

No hay absolutos... sólo nos queda la precariedad del hoy.


“No eran las ideas las que salvaban al mundo, no eran el intelecto ni la razón, sino todo lo contrario: aquellas insensatas esperanzas de los hombres, su furia persistente para sobrevivir (...) su pequeño, testarudo y grotesco heroísmo de todos los días frente al infortunio. Y si la angustia es la experiencia de la Nada, algo así como la prueba ontológica de la Nada ¿no sería la esperanza la prueba de un Sentido Oculto de la Existencia, algo por lo que vale la pena luchar?” E. S.
Cundo escuchamos todos los días el famoso cliché de “la esperanza es lo último que se pierde”, ¿no estamos lanzandola inevitablemente a ese bosque del que nunca volvió con vida la mamá de Hansel y Gretel? Estamos dando por hecho que una vez que se abra esa caja de Pandora, hecha de antimateria llamada la “pérdida”, inevitablemente no quedará Nada ahí (mejor “quedará Nada”)... la Nada ontológica de la cita dejará de existir. Entonces no nos queda más que aferrarnos a la esperanza con ojos de niño perdido y rogar porque sea una realidad si no material, al menos fáctica y pragmática. Así que, sin ser una de esas personas que abogan por una esperanza arrancada de las neo-religiones premodernas que nos instan a vivir el sueño (la pesadilla) del horizonte programático del progreso, insto por una vida en la que podamos tener la esperanza de algo, de alguien, esperar (mas no desesperar) aunque sea que esto que vivimos no es más que un sueño... y como dijo Calderón de la barca “y los sueños, sueños son”.
Nota personal: Esto no es una divulgación de ideas positivas de mantas blancas y energías del mundo... es más bien un intento de aferrarme y convencerme (y convencerte niña) que hay algo más porqué vivir, que el día a día está con nosotros gracias a la no-existencia de eso que seguramente se quedó en la —hipotética— cajita de antimateria: la Nada.
Nota personal 2: Puede ser reduccionista hablar de la Nada y las Esperanzas como conceptos totalizantes.... para eso estamos los cronopios (guiño)